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DE CASA AL CURRO (VERSIÓN PIRENAICA)

Una de las aventuras que a casi todos nos toca vivir es la que surge al recorrer el trayecto que une nuestro hogar a nuestro lugar de trabajo. Gracias al ingenio práctico de los motores alternativos de combustión interna en vez de ir a pie o a través de medios de tracción animal podemos utilizar el coche. ¡Qué seríamos sin ese humo Diesel y sus partículas!, ¿Y sin el Monóxido de Carbono de los viejos “gasolinas”? Y, ¿qué me decís de esos atascos de las grandes urbes? Ahhh, ¡El progreso de la Humanidad!

No os creáis que por las zonas rurales nos libramos del coche, quizá ocurre todo lo contrario, las distancias que nos separan nos obligan a vivir pegados a nuestro vehículo de referencia. En todo caso hace días que tenía en mente ir de Badaín a La Cabezonada, santuario Rondador, andando. Así que un día otoñal, aprovechando el colorido de los bosques, decidí acometer el reto de atravesar La Valle y a través del Collado El Santo llegar a dominios fovanos. Quién sabe si en un futuro post-apocalíptico al estilo “Mad Max” no será el pan de cada día esta aventura.El recorrido se puede dividir en tres partes, la primera transcurre paralela al Río Irués de Badaín a “El Bado”, la segunda remonta La Valle hasta llegar a Culliber y la tercera el ascenso y descenso del Collado El Santo. Os adjunto unos mapas para mejor interpretación.mapa excursi+¦n 1 trayecto marcado 1Así pues, a las 8:12 A.M. Iniciamos la marcha desde Badaín (730msm), junto con Paco Puyalto, y bien pertrechados con macuto, tocho y ropa de abrigo. La mañana era realmente fresca pero el cielo estaba despejado. Tras un primer repecho inicial, en el cual el camino se eleva sobre Badaín y se adentra en el Valle del Irués, el sendero se hace menos exigente y avanza por los pinares y caixigares (robledales) de la cara sur de Peña Llerga. Pronto, atravesamos el puente de La Barana (10min) (ver foto).

Seguimos a buen paso bajo la protección de los pinos, caixigos, arces, chinibros, sabinas mientras el valle se estrecha progresivamente. No perdemos ojo de los márgenes del camino, por si hay alguna seta interesante. Lamentablemente, este año no está siendo bueno para los hongos y las apariciones son escasas. Mientras andamos, Paco me cuenta que pequeños espacios con menor pendiente en la ladera eran cultivados hace poco más de 50 años. En ellos ya solo queda alguna piedra de antiguas paredes y sobre la superficie antaño sustento de las familias crecen árboles que ya superan los 20 metros. Un ejemplo claro de cómo la civilización se arremolina en torno a grandes núcleos mientras que es la naturaleza la que gana la partida en muchas extensiones agrestes.

Pensando en las dificultades que llevaban a nuestros abuelos a estos rincones llegamos a la intersección de los ríos Irués y Garona de La Valle, lugar conocido como “El Bado”(780msm). Dejamos a nuestra izquierda Las Fuentes y El Chorro de Fornos tras cruzar el puente sobre el Irués y tras 5 minutos tenemos que hacer lo mismo con el Garona.[vc_column_text css_animation=»left-to-right»]

Puente la Barana
Puente la Barana
Acirón en frente de Napinals
Acirón en frente de Napinals
El frigidísimo Irués atraviesa el Bado
El frigidísimo Irués atraviesa el Bado

Otra subida importante nos espera ahora, de la mano de un sendero entre muros casi irreconocibles y una vegetación cada vez más atlántica (hayas, acebos, algún abeto) hasta alcanzar la pista de acceso a La Valle. Conforme subimos encontramos el otoño más avanzado, con colorido variado que sugiere gran cantidad de tonos para nuevas recetas.

Para que os hagáis una idea, estamos a unos 1000 msm y entramos de lleno en La Valle, un reducto sin núcleos de población y en el que los vecinos de Laspuña, Ceresa, Los Molinos y Toledo de La Nata tienen pastos y ganado. Los rayos de sol cada vez se acercan más, y aunque no consiguen calentar el ambiente matutino, iluminan las paredes calcáreas de forma espectacular.

Peña Montañesa (izda) y Peña Solano al sol matutino
Peña Montañesa (izda) y Peña Solano al sol matutino

Tras media hora de pista, el valle deja atrás las paredes casi verticales de Napinals y Comarrías y se abre dando paso a pastos salpicados de reductos boscosos, como sacados de capítulos de David el Gnomo. Ya se ve la cara Norte de la Peña Montañesa, cuyo bosque húmedo contrasta con la aridez de la cara Sur. Dos mundos diferentes en pocos kilómetros.

Cara norte de la Peña Montañesa desde a Valle Abajo
Cara norte de la Peña Montañesa desde a Valle Abajo
Llegando a O Brocal asoman La Munia y Las Tres Marías
Llegando a O Brocal asoman La Munia y Las Tres Marías

Algún jabalí nos gruñe al pasar, pero rápidamente vuelve a la seguridad del bosque y no nos da mayores problemas. La pendiente se incrementa conforme nos acercamos a “O Brocal” y algún barranco atraviesa la pista. Las reservas de azúcar van bajando y el bocadillo espera a que encontremos un lugar soleado.

Llegando a O Brocal, gélido
Llegando a O Brocal, gélido

Nos adentramos en el bosque escarchado que nos lleva a Culliber, bajo los cillos del monte de Los Molinos. Hemos dejado a mano izquierda el ramal de pista que lleva a Besaún y Santamela. Besaún es un conjunto de prados entre tozales y barrancos en los que aún aguanta algún muro en pie. Queda pendiente tras admirar su altivez una visita al paraje. Mención aparte merece Santamela. Según cuenta la leyenda en localidades cercanas, antaño hubo un pueblo en el barranco que vivía de la explotación de una mina aguas arriba del mismo. Al parecer, la excavación en la mina se dio de bruces con un cauce subterráneo de los que recorren el subsuelo de Cotiella (como los que abastacen nuestros manantiales cerveciles) y la inundación fue tal que arrasó el pueblo y nunca más se habitó. Sería emocionante encontrar vestigios, habrá que explorar…

Paraje boscoso de Santamela, espectacular rincón.
Paraje boscoso de Santamela, espectacular rincón.
Peña Solano (Izda) y Napinals, flanquean a su majestad el Monte Perdido
Peña Solano (Izda) y Napinals, flanquean a su majestad el Monte Perdido

La pista hacia Culliber, que discurre con apenas pendiente en la cara Norte de La Estiva se convierte en camino a unos 2 km del collado. Un poco antes de este hito nos encontramos a unos ganaderos de Laspuña que van a recordar las vacas a la “Partida das Neis”, unos yermos en plena ladera de Cotiella donde apuran el verano las reses.

Comentamos con ellos la actividad de la zona, la poca gente que corre por aquí y la presencia del oso pardo. Un par de avistamientos provocan recelo a ganaderos y excursionistas. Una zona tan extensa sin asentamientos humanos es el paraíso para los plantígrados.

El Turbón asoma en la lontananza ya en territorio Ésera
El Turbón asoma en la lontananza ya en territorio Ésera

Tras la entretenida conversación llegamos a Culliber (1464msm), el collado que separa las cuencas del Cinca y el Ésera. Pastos de postal entre las moles de Cotiella y Sierra Ferrera. Allí nos desviamos a la derecha, e iniciamos la subida hacia Santo, un tramo más exigente que los anteriores.La senda forma parte de un itinerario de Pequeño Recorrido (PR), por lo que debemos estar atentos y seguir las marcas blancas y amarillas que se suceden en rocas sobresalientes o en troncos de haya. Progresivamente y conforme nos acercamos a Santo, los árboles se achatan por la acción del viento y el Pino Negro comienza a aparecer, predominando cerca de la cima.

Por fin llegamos al Collado del Santo (1789msm), punto más elevado de la excursión y excusa para incorporar algo al organismo mientras buitres, cuervos y garzas sobrevuelan la zona. Algún sarrio también se deja ver. La neblina no nos deja ver La Fueva con demasiada nitidez, pero es francamente asombrosa la panorámica de gran parte del Valle del Cinca desde este punto. Cerca de la senda, todavía podemos apreciar las trincheras que fueron utilizadas durante la guerra.

Cara sur de Sierra Ferrera, tierras de Toledo La Nata, Valle del Cinca e incluso Guara al fondo
Cara sur de Sierra Ferrera, tierras de Toledo La Nata, Valle del Cinca e incluso Guara al fondo
Valle de La Fueva, La Cabezonada en primera instancia (utilizar de referencia la carretera L'Ainsa -Campo)
Valle de La Fueva, La Cabezonada en primera instancia (utilizar de referencia la carretera L’Ainsa -Campo)

Ya identificamos la fábrica desde el Collado, pero aún nos queda un largo descenso bajo el sol de octubre. Tras un primer ziz-zag, el camino se encuentra con la reciente pista que sube a La Estiva, compartiendo a ratos recorrido. En alguna zona más boscosa aún asoma algún robellón, pero la temporada claramente expira. Cuando la pista se retuerce en curvas y contracurvas retomamos el camino que baja más vertical por la glera, conduciéndonos pronto al pinar y finalmente al pueblo. Tras casi dos horas de descenso llegamos a la nave, sabiendo que allí obtendremos premio líquido a la altura de la proeza.[vc_column_text css_animation=»left-to-right»]

Paco indica la ubicación de Santo llegando a La Cabezonada
Paco indica la ubicación de Santo llegando a La Cabezonada
La "R" nos indica que pronto encontraremos alivio al cansancio.
La «R» nos indica que pronto encontraremos alivio al cansancio.

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