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COPLAS DE CARNAVAL

Ya está aquí el carnaval, otro año más, se acaba la espera. Y es que desde tiempos inmemoriales se oyen en los valles del Pirineo expresiones semejantes.

Orígenes:

Es muy probable que el advenimiento de la primavera fuera celebrado por los antiquísimos pueblos preindoeuropeos que habitaban lo que hoy conocemos como Altoaragón. Los pocos indicios que tenemos de su presencia (Pla, Protohistoria del Sobrarbe) sugieren que se trataba de pueblos en los que la agricultura jugaba un papel importante, matriarcales y con conocimientos de astronomía (el Dolmen de Tella pudo ser construido por ellos). Es mucho aventurar decir que celebraran carnavales, pero sí es muy probable que realizaran rituales para favorecer una meteorología condescendiente con sus cultivos.

Dolmen de Tella. Fuente, www.tellasin.com

Nuevos pueblos provenientes del actual Caúcaso y territorios anejos irían sucesivamente invadiendo nuestras tierras, trayendo consigo la ganadería, cierta belicosidad y otras innovaciones (carro, metales,etc). Esas influencias guerreras,  trajeron un cambio en las costumbres (aunque un sustrato siempre permanece, esa esencia inalterable que solo depende del paisaje) y posiblemente los primeros disfraces con piel y cornamentas se los debemos a aquellos habitantes. Las bacanales, saturnales y lupercales romanas también podrían tener su inicio en fiestas de este estilo, y viceversa, las nada represivas costumbres romanas pudieron tener influencia en futuros carnavales.

Carnavales Romanos. Fuente: Museo del Prado

Los rituales se fueron adaptando a nuevos pobladores llegados a la zona por la deriva que la historia misma es. Adaptaciones al calendario cristiano, así como a modas e influencias de todo tipo se añadieron a las tradiciones carnavalescas desde la Edad Antigua, pero ni romanos,  ni sarracenos, ni reinos cristianos lograron borrar la huella de estas celebraciones, quizá por ser algo tan primigenio como una expresión sincera de alegría ante el final del frío y la oscuridad. El último intento de acabar con estas “celebraciones paganas” lo llevó a cabo el General Franco, pero tampoco su marcial disciplina logró apagar nuestras ganas de Carnaval (qué se pensaba, panoli…).

La globalización del «carnaval»

Volvamos al siglo XXI, donde somos constantemente lobotomizados con Halloweens, Días del Amor, Black Fridays, etc. Éstos eventos, inteligentemente dirigidos por los mandamases mundiales, nos intentan planificar nuestro calendario, y van ganando terreno peligrosamente, uniformizando a la gran mayoría de jóvenes de cualquier lugar equipado con conexión a Internet. Pero afortunadamente, aún  quedan muchos reductos, en los que no tiene que venir ninguna gran corporación a decir lo que tenemos que hacer y cuándo hacerlo. No sería la primera vez que un grupo de jóvenes (y no tan jóvenes) se juntan a comer, la cosa se complica y se fabrican una ronda por el pueblo que llena de jolgorio las casas contra todo pronóstico. Otra prueba de la inabarcabilidad del ser humano y de su capacidad creativa. Como diría un castizo, también se puede liar en lugares tan pequeños.

Tras esta contextualización, vamos al grano con lo que suponen los carnavales en estas montañas. Para empezar, prácticamente en cada pueblo hay fiestas de disfraces, rondas de mayores o niños, y actos festivos. No solo es grandioso el día del evento, las etapas de preparación son también dignas de mención. El germen del disfraz puede aparecer en alguna tarde tediosa de otoño, o en un fogonazo de inspiración al ver algo llamativo, incluso al escuchar al político friki de turno caricaturizarse a sí mismo. Y ya estamos “barucosos”. A pensar en los complementos que le den personalidad al atuendo, y ya no digamos si el disfraz es grupal… El “brainstorming” será de tal magnitud que requerirá de líquidos espirituosos (unas Rondadoras van fetén), entrando en un proceso realimentado que acabará con soluciones escatológicas y/o delictivas. Y a partir de ahí, trabajos manuales de composición de ropajes y carruajes, y a dejarlo todo listo para lucir palmito, al fin llegó el día.

El carnaval en Sobrarbe; espectáculo

Hay que reconocer que dentro de la temática carnavalesca encontramos bastantes variantes en la celebración sin salir del Sobrarbe. Empezando por el Valle del Ara llegamos a Torla, donde es un mozo del pueblo,  de carne y hueso,  “Carnabal”, el blanco de todas las iras y culpable de todas las maldades que ha obrado el invierno. Es vigilado por el “Tenedor”, juzgado y paseado por las calles del pueblo mientras sufre vejaciones y asusta al personal y finalmente condenado a muerte. También en Broto ha vuelto el carnaval tras décadas de ausencia.

Carnaval de Torla. Fuente: www.ordesaalbergue.es

En Nerín es Carnuz, un moñaco hecho de paja y vestido de trapos viejos el que es sufre el juicio y acaba reducido a cenizas. La música, la comida tradicional del valle y una trucada también deleitaran al que se acerque por aquí.

Seguimos hacia el este, pasando por Tella, que albergaba hasta hace unos años un elegante carnaval. Sería genial poder recuperarlo, ver llenas las calles de tan mítico pueblo en pleno invierno nos llenaría de gozo.

El siguiente es Bielsa, mundialmente conocido. Al pobre Cornelio no le faltan disgustos en estas fechas, y todo el valle le responsabiliza de los males acaecidos en el último año. Con su quema, estas desgracias quedan resueltas. Los jóvenes solteros del valle se transforman en descomunales machos cabríos, “Trangas”, que darán rienda suelta a los instintos más elementales. Berra en mano, asustaran a niños y no tan niños,  acometerán a las mozas y a todo el que ose interponerse entre las bestias y sus presas y bailarán y brindarán por todo el pueblo. Las dulces y bellas madamas, mozas solteras, sabrán como enternecer a semejantes criaturas, protagonizarán exquisitos bailes y su sonrisa engatusará a todo el que no esté prevenido. Cuidado que no solo las Trangas causan terror, los “Onsos”, fieros e irracionales, protagonizarán carreras y embestidas contundentes, gracias a su exhuberante despliegue físico. Solo sus “Domadores” podrán aplacar a estas fuerzas de la naturaleza. Otros disfraces míticos aparecerán por la plaza en esos días, !acercaos a descubrirlos!.

Carnaval de Bielsa. Fuente: joanxvidal

Seguimos por el norte de nuestra comarca, y llegamos al mítico Bal de Chistau. Su casi total aislamiento, que debido al vertiginoso relieve que delimita su territorio, ha permitido conservar aunténticas joyas, como la Lengua Chistabina, también ha ayudado a preservar tradiciones festivas.

Chistén, Plan y San Chuan son sus tres carnavales más representativos. En todos  la ronda por las casas es el elemento central , en la que los jóvenes recogen víveres y líquidos espirituosos con los que calentar el cuerpo. Los inquilinos tendrán que vigilar a los animosos jóvenes, que no dudarán en gastar alguna broma en el mobiliario. El Muyén, o Peirot es la representación antropomorfa que preside el carnaval hasta que es ajusticiado el último día. Los Mayordomos y Madamas se encargan de organizar todo el evento, así como de protagonizar los más solemnes bailes. Ojo con las empinadas calles, muchas veces llenas de nieve y hielo, podrían provocar algún que otro esguince de cerebelo. Y otro mito que cae, el de que antes no se hacía más que trabajar. Los más viejos del lugar hablan de meses enteros de fiesta bajo el frío invernal y grandes nevadas. !Qué mejor forma de entrar en calor!

Carnaval de San Juan de Plan. Fuente: Descubre Huesca.

En La Fueva cambiamos de tercio, y nos encontramos con un carnaval mucho más reciente (se celebra con este formato desde 1980). La asociación cultural “a Redolada d’a Fueba” se encarga de organizar un carnaval itinerante que hará las delicias de los amantes del motor, ya que se visitarán más de diez pueblos en un solo día. Dirigidos por la charanga, los carnavaleros disfrutarán de las viandas y licores que en cada pueblo se ofrecen mientras bailan, gritan y se esbulutan. Los jóvenes de las localidades del entorno “tunearán” vehículos viejos como complemento a sus disfraces, haciéndolos rugir y derrapar en cada trayecto, eso sí, siempre respetuosos con los principios de seguridad vial.

Carnaval de La Fueva 2015, varios locuelos se disfrazaron de Mad Max.
Carnavales de La Fueva 2015. Foto propia.

Así que ya veis, tenemos para todos los gustos. En todos ellos hay magia, fantasía, escenarios apabullantes y sobre todo alegría y gozo. Cada año atraen a más visitantes, tanto en busca de diversión , como en pos de conocimiento sobre nuestras tradiciones. Y nos encanta que así sea, porque nos permite socializar con gente nueva, que aporta su granito de arena en el desarrollo del carnaval.

Nos sentimos muy orgullosos de tener estas fiestas, que además de hacernos pasar momentos geniales nos permiten mantener esa identidad que tuvieron nuestros ancestros y que continúa forjándose generación tras generación.

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